Me cuesta horrores abandonar Wanaka. En
una semana nos hemos convertido en una gran familia. Todos tenemos
algo en comun: venimos de muy lejos y hace mucho tiempo que no vemos
a los nuestros, por lo que nuestras emociones estan a flor de piel.
Cuando una viaja de este modo, por largas temporadas, especialmente
en solitario, se encarina hasta con los arboles. La falta de afecto
es tremenda; te merma el caracter y te convierte en un nino avido de
amor y atencion, una especie de peluche al que todos quieren achuchar
porque la necesidad de un abrazo la llevas escrita en la frente sin
darte cuenta. Tu mirada ya no es tu mirada, es la mirada de tu perro
observandote fijamente a la hora de comer. Tu ya no eres tu... eres
alguien a quien no quieren dejar marchar y tu tampoco te quieres ir.
Las dos noches que he planeado quedarme en Wanaka se convierten en
cuatro y al final en una semana, y no me quedo mas porque tengo una
cita con la propietaria del Chillawhile Backpackers en Oamaru, en la
Costa Este, y debo pedalear hasta alli.
El dia 26 de Diciembre recojo todas mis
cosas y me despido de mis nuevos amigos desgarrada por dentro . Con
Claudia contengo mis lagrimas y Conny se deshace en suspiros cuando
no miro. Andrew desaparece por primera vez y Debby, que sujeta a Lake
en los brazos, no se separa de mi esa manana. Me voy con el alma en
un puno.
Me dirijo hacia Omarama para hacer
noche en un camping y poner rumbo a Oamaru al dia siguiente. El
pedaleo es durisimo. Puertos y mas puertos debido a la orografia
montanosa y rachas de viento fuerte, el peor enemigo de un ciclista
con equipaje. El trafico es intermitente porque estamos en Navidad
pero los conductores van a demasiada velocidad y no hay arcenes
siempre, por lo que el rodaje se convierte en una pequena odisea, que
se salva del infierno por la increible belleza del paisaje que me
rodea. Ademas, las borracheras y comilonas me han convertido en una
mujer debil con el azucar por los suelos y carente de fondo. Como
siga asi no voy a llegar ni a Auckland...
y aun tengo que darle la vuelta a
America...
Se me acaba el agua y no puedo acceder
al rio por ninguna parte porque en Nueva Zelanda casi todo el
territorio es propiedad privada y esta vallado y sellado para impedir
el acceso de extranos desde la carretera. Hoy hace mucho calor y me
estoy deshidratando. Quiero buscar una casa y pedir agua, pero no veo
una casa desde hace horas. Por fin diviso una pequena granja entre
las montanas y corro desesperada en busca de agua como si estuviera
en el desierto. La propiedad esta vallada y no puedo golpear la
puerta, por lo que grito desde la cancela “Hellooooooo... anybody
at home???” - Por el rabillo del ojo detecto una cortina que se
mueve en la ventana, pero nadie acude a mi llamada. Hay un silencio
sepulcral que solo se rompe por el relinchar de unos caballos que
pastan en las proximidades.
Chillawhile Backpackers es una
majestuosa casa victoriana en un barrio proximo al casco historico de
Oamaru, coronada por un gran jardin publico que la aisla y la destaca
de la urbe. Se me antoja el hostal mas original que he visto hasta
ahora. Aparco a Kimberly en el parking y subo las escaleras para
convertirme en un personaje de la serie de television “Embrujadas”
(“Charmed”, Aaron Spelling).
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