Fotos Marika Latsone
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Libro "Taller de Felicidad"
Niños del departamento de Cauca de camino al colegio. |
Viajar en bici es desconectar y disfrutar de la propia compañía ante todo. Aunque ahora viajo con una amiga, sobre dos ruedas se está mucho tiempo solo en la carretera. Sobran momentos para llenarse los pulmones de increíbles paisajes, montañas, árboles y gente. Te acostumbras al silencio y descubres que no es un vacío, que el silencio está lleno de respuestas.
Haciendo un alto en la ensordecedora y caótica Carretera Panamericana de camino a Ecuador. |
Después de 2 años, las grandes ciudades me agobian. Da igual la urbe. Todas me ponen los nervios de punta. El ruido es desorden y el desorden me desestabiliza emocionalmente. Ya no puedo acostumbrarme a vivir en una gran ciudad, a ver a tanta gente junta. El aire contaminado me ahoga y la inseguridad me cohibe. Ni Cali, ni Los Angeles ni México DF... me quedo con las playas desiertas de Bahía Concepción en Baja California Sur, México, con las montañas de Guatemala, con los exóticos paisajes de Myanmar, con las vírgenes y blancas playas de Mozambique...
Cuando entramos en Cali, la paz a la que nos habíamos habituado días atrás se turba para dar paso a un trasiego infernal de automóviles, ruidosas motocicletas, terroríficos trailers y millones de seres humanos pululando entre una nube de humo negro. El estrés nos domina y aceleramos la marcha sin quererlo, en un afán por huir del infierno en el que nos hemos metido.
Venimos
de Tuluá por la 23 y nos dirigimos al barrio Granada que queda en el
Norte, pero no sé bien qué ocurre que nos pasamos la también
conocida como zona rosa y vamos a parar a la zona más negra
del mundo, la calle 15 y sus aledaños, una de las áreas comerciales
más caóticas que he visto en mi vida, donde no cabe ni un alfiler
ni en la vía ni en las aceras. Nos quedamos estancadas en el tráfico,
en hora punta, sin posibilidad de avanzar, soportando el acoso de un
montón de vendedores que salen a nuestro encuentro al vernos pasar,
gritándonos gringas a dónde van, de dónde vienen, y qué guapas
son, preciosas, mi amor te voy a dar lo que necesitas, aquí tienes a
tu papito, y para dónde van, y cuánto tiempo llevan viajando …
todos a la vez, bajo un sol que nos resquebraja no solo la piel sino
también el alma.
El ruidoso barrio Granada de Cali o ¨zona rosa¨ alberga más discotecas por metro cuadrado que habitantes |
Y entonces yo me pregunto, por qué no seré un hombre para no tener que aguantar a esta manada de gilipollas cada vez que viajo y que vienen a minarme el alma cuando menos lo necesito, faltándome al respeto porque soy mujer y ellos unos grandes machos que piensan que tu necesitas su estúpido piropo porque han crecido en un mundo machista.
Cali, la ciudad que ni duerme ni deja dormir. |
...Pum!
Marika se da una hostia contra el vehículo delantero que frena en
seco porque un peatón cruza sin mirar, dejando un pequeño rasguño
prácticamente invisible en su guardabarros trasero. Hay que
joderse...
Los
ocupantes del vehículo, un hombre de raza negra joven y apuesto, vestido de blanco, como recién salido de una banda de cumbia, y una mujer blanca de mediana
edad, se bajan gritando y sin preguntarnos si estamos bien nos miran
de arriba abajo y nos gritan ¿y esto ahora quién lo paga? Y nosotras
nos bajamos de las bicis entre la algarabía que se ha formado e
intentamos buscar el rasguño, tarea complicada dada su escasa
importancia, y yo paseo mi dedo por él y el digo a la señora que no
deja de gritarnos que el rasguño a penas se nota, que es del tamaño
de la tapa de un bolígrafo y que no exagere. Pero el hombre, más
tranquilo que la mujer, nos dice entre sonrisas que no, que esto hay
que arreglarlo, que esto no puede quedar así, que quieren cash
calentito pal bolsillo. Y yo les digo que cash no tenemos ni para
pipas pero que yo les puedo arreglar eso con un rotulador especial
para pequeños toques en carrocerías.
Pero
no, ellos siguen insistiendo en que quieren cash me lo llevo calentito. Se forma un círculo
de gente alrededor nuestro y un atasco monumental en plena calle 15 y
la gente comienza a sonreir maliciosamente. Algunos transeúntes espetan ¨dejen a
las gringas en paz¨ y entonces ellos se ponen nerviosos y tiran la
toalla haciendo ademán de irse. La señora demonio nos grita antes
de subirse al coche ¡¡ Tengan más cuidado cuando conducen!! No se
preocupe señora, que más cuidado que nosotras no lo tiene
absolutamente ningún conductor en este planeta por la cuenta que nos
trae!! Que siga bien, agradable y simpática mujer.
Tras esta emblemática bienvenida, pasamos en Cali dos semanas trabajando -Marika en sus proyectos de diseño gráfico y yo en mi segundo libro- y sin salir mucho de casa.
Pero al final el de Tuluá aprendió y qué rico estaba hombre de Dios... |
Lo mejor que nos ocurre es que viene a vernos Camilo, el hijo menor de los Mena de Tuluá (leer el anterior capitulo) y cenamos con él en una de las cenas más divertidas que he tenido en todo mi viaje. Gracias Camilo y espero que se vuelva a repetir.
Nos quedó como en las películas y luego nos dio pena comérnoslo... pero... Al diablo! |
Liceth Romero de CNC Noticias Cali me entrevista en Cali. |
El domingo 8 de mayo pedaleamos hacia Santander de Quilichao. Me siento las piernas pesadas y pedalear me cuesta horrores. Aunque el terreno es plano, el calor ayuda muy poco. Después de dos semanas encerrada entre cuatro paredes me siento como si empezara desde cero. Hasta la voluntad la tengo bajo mínimos.
Pero
antes de llegar a este municipio del departamento de Cauca nos ocurre
algo inesperado. Nos cruzamos con Cyrille, un cicloturista francés
que conocimos pedaleando hace siete meses en Nicaragua. Qué pequeño
es el mundo!! Nos deshacemos en abrazos y besos. Qué alegría es
encontrarse de nuevo con un amigo que has hecho en el camino. Y más
de la talla de este francés, el hombre más abierto y afable del
mundo.
En
este momento te das cuenta de que éste, es un Planeta pequeño donde
al final todos nos vamos a ver la caras algún día. Por eso es
importante tratar bien a todo el mundo y hacer amigos allá donde
vayamos. Nunca sabes cuándo y dónde te los vas a encontrar de
nuevo, y si vas a precisar su ayuda. Y... Qué demonios! Los mejores
momentos de tu vida van a ser siempre con tus amigos y lo mejor de
viajar es hacer amigos en todo el mundo.
Lunes
9 Santander de Quilichao – Piendamo
Salimos tardísimo de Santander de Quilichao. Para mi las 7.00 de la mañana es demasiado tarde para empezar el día. Habitualmente comienzo mis jornadas a pedales a las 5.30 porque en estos países cálidos a las 10.00 de la mañana mejor te echas una siesta si no quieres morir en la carretera, ya que el calor te derrite hasta las pestañas.
Planeamos
llegar a Popayán hoy lunes 9 de mayo, pero la jornada es tan dura
que nuestro gozo cae en un pozo. Otra vez la Cordillera de Los Andes
en su estado puro y puertos para los que hace falta una ración extra
de voluntad para subirlos tan cargadas como vamos nosotras. Además,
mi carga ha aumentado considerablemente desde Cali porque ahora llevo
encima absolutamente todo lo que tengo. En algunos tramos de Colombia
me he permitido el lujo de mandarme paquetes de un lado a otro porque
los envíos son muy baratos por Servientrega en este país, y 100%
fiables (para los europeos, al menos,ya que en Europa ya no se puede
vivir de lo caro que es todo). Pero ahora que voy camino de Ecuador y
no conozco a nadie en Nariño que reciba mi paquete me he tenido que
comer con papas todas las mierdas que llevo que no me hacen falta
para nada pero que no me atrevo a desprenderme de ellas ¨por si
acaso¨...
El caballo va más ligero que yo... |
Llueve en algunos tramos y hay unos 18 grados centígrados, temperatura ideal para súper ciclicoturistas tortuga!. Cuando vamos a llegar a Piendamo comprendemos que haría falta un milagro para que dos caracoles con ruedas lleguen a Popayán hoy y eso nos anima a mandar a la mierda todo y a tomarnos un riquísimo chocolate caliente con cuajada de queso que me roban el sentido y ni me doy cuenta de que dos viejitos no nos quitan ojo de encima con cara de haber visto una escena de Alien, El octavo Pasajero saliendo del estómago de Sigourney Weaver a escasísimos metros de distancia (ya que la medida del espacio vital no es estándar en todo el mundo)
En
ese momento en el que te tragas el quesito salado entre buches de
chocolate te da igual que te digan aquí tienes a tu papito o te lo
voy a dar todo sabrosito o cualquier otra mierda porque el chocolate
está tan bueno y tan calentito como nunca. Por qué será que
saboreamos mejor las cosas después de experimentar el sufrimiento.
Creo que esta es la clave del placer del cicloturismo. Sufrimos tanto
que experimentamos mejor que nadie las pequeñas cosas que te da la
vida. Es en ese momento, cuando sucumbes al placer, cuando le mandas
un mensaje a tu contacto Warmshowers en Popayán y te excusas
diciéndole que llueve tanto, tanto, tanto, que llegaríamos a Popayán hoy si lleváramos un kayak, pero no es el caso, así que... ñam ñam...
qué bueno está este quesito... discúlpeme usted señor Warmshowers
pero hoy no llegamos ni en broma y si no le importa y no le es mucho
problema déjenos pasarnos mañana más tranquilas y bla, bla,
bla....Huummm... delicioso chocolatito...
Nuestro amigo Dan es como el Halcón Callejero en Colombia y con barba de una semana. |
Y antes de llegar a Piendamo nos encontramos a Dan, un holandés muy simpático y guapo como él sol con el que pasamos muy gratos momentos en La Guajira y que viaja en moto. Qué alegría volvemos a sentir!! Charlamos durante un buen rato hasta que el sol comienza su ritual para despedir el día.
Esperando a que Michael salga de su agujero para decir ¿Quién se ha llevado mi queso? |
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