Fotos Marika Latsone
Libro Español "Taller de Felicidad"
English Book "The Workshop of Happiness"
Livro em Portugues "O Poder de Viver com Paixão"
Ya se lo que piensan algunos... :) |
El Patito Feo (Cajamarca - San Marcos)
Cuando era pequeña pertenecía al club de los bichos raros. Estudiaba en un colegio de monjas elitista, en mi ciudad natal, Las Palmas de Gran Canaria, España, donde no conectaba con mucha gente. Mientras todas mis compañeras saltaban a la comba yo montaba en bicicleta y jugaba al fútbol. Se reían de mi por cómo vestía y pensaba.
El día de los Reyes Magos, el día más grande en Navidad en España, todas traían sus nuevas muñecas para lucirlas y yo llegaba al colegio con las manos vacías porque me daba vergüenza mostrar mi regalo. Un disfraz de superhéroe, un kit de piratas de clicks de famobil, un parchís... ¿Dónde está tu muñeca? _Me preguntaba una estudiante con una Barbie en la mano. _ "La dejé en casa". _Contestaba yo ruborizada sosteniendo mi juego de La Oca.
Este niño quechua asegura que cuando sea mayor SERÁ CICLOVIAJERO. Y yo le he dicho "Se siempre tú mismo, campeón" |
Excepto alguna que otra cuesta, el tramo Cajamarca - San Marcos es tan suave como lanzarte en una montaña de talco desnuda, comparado con lo que hemos pasado desde Jaén. Temperaturas cálidas a partir del mediodía y una suerte de páramos secos que se funden con el cielo azul en el horizonte. Marika y yo parecemos dos Ángeles de Charlie pedaleando por la Sierra Norte del Perú. Magníficas y estupendas, nos sentimos las reinas de la carretera. Cuando no sufro sobre las ruedas me asaltan los recuerdos.
Dos mujeres quechuas de la región de Cajabamba huyendo de mi cámara :( |
El clima en la carretera 3N a Cajabamba desde San Marcos se torna muy caluroso en cuestión de segundos |
Siempre me sentí avergonzada por ser diferente, pero nunca dejé de ser yo misma ni cedí a la presión de las monjas ni de mi familia. Con vergüenza o sin ella, yo seguía jugando al fútbol, montando en bicicleta y vistiendo como me daba la gana pese a las presiones de mi madre, que ya no sabía qué hacer conmigo. No obstante, no podía evitar sentirme rechazada por la mayoría de la gente que me rodeaba por ser quién era y por venir de fábrica con las alas enormes para volar muy lejos.
Las paredes de las viviendas son el principal medio de propaganda por estos lares. Se me estan ocurriendo ideas... :) |
Y como no podía ser de otra manera, Marika pincha su rueda delantera en pleno estreno de llantas nuevas, casi a mitad de la jornada, un suceso que nos obliga a detenernos en la cumbre de un cerro, en la 3N dirección a Matara, desde donde se aprecia un singular espectáculo de gamas naranjas y marrones a 3.000 metros de altura que se funden con el azul a lo lejos, como un cuadro de Cézanne. El paisaje más seco y el clima más templado dibujan con su pincel un nuevo planteamiento cromático sobre el lienzo de Los Andes.
Las densas nieblas de Cutervo y Chota desaparecen aquí merced a las corrientes cálidas para dejar paso a cielos despejados y azules intensos que descubren el sol radiante adorado por la culturas precolombinas. Ya me había olvidado de lo que no era sufrir en la carretera. Mi infancia guerrera vuelve a salir del cajón de los recuerdos.
Qué feliz era de niña haciendo lo que mi corazón me decía, pero qué desgraciada era al mismo tiempo por no sentirme apoyada nunca por nadie a excepción de mis dos o tres amigas del alma. A pesar de todo, siempre le hice caso a la voz que sonaba dentro de mí que me decía ¨se tu misma¨.
A veces me pregunto cómo hubiera sido mi vida si en lugar de rechazo hubiera encontrado aceptación y apoyo a lo largo del arduo camino, si me hubieran permitido ser yo misma y dar lo mejor de mí misma a una temprana edad. Sin frustraciones, sin obstáculos, sin verguenza tóxica. Obviamente todo sería diferente... En primer lugar, yo no estaría aquí partiéndome la espalda en estas montañas reclamando mi derecho a la IGUALDAD DE OPORTUNIDADES :)
Pasamos por infinidad de carteles que señalan accesos a ruinas, pero no nos sale del alma cambiar el recorrido para introducirnos por carreteras de tierra en mundos desconocidos. Con nuestro cometido diario tenemos suficiente.
San Marcos es un pueblo tan pintoresco que nos sorprende que no se le haga más publicidad. Es lo que tiene descubrir el mundo sobre una bicicleta. Transitar por lo desconocido con ánimo de exploradora. Cuando menos te lo esperas encuentras lugares de los que nadie habla que son una auténtica joya. Algunos ni siquiera figuran en el mapa.
La gente en San Marcos es otra sorpresa. Increíblemente hospitalaria y empática, como en casi todos los pueblitos por los que hemos pasado en Perú. Da gusto encontrarse con seres humanos así cuando una llega más cansada que el mecánico de Transformers.
Casi en todas las esquinas de la alegre San Marcos suena la música andina peruana. En busca de un hostal donde pasar la noche, me detengo en un rincón donde un niño hace zumos de naranja en un carrito al son de la vivaracha voz de Araceli Díaz, la flor de Cajamarca. Dios, cómo me gusta esta música andina...
Desde San Marcos a Cajabamba nos encontramos a otro motorista que cruza América desde Alaska en motocicleta: Kent. ¡Anda!, que casualidad, y yo pensando en las muñecas Barbie con sus vestiditos rosa mirándome hieráticas desde el bajo-ventana del aula la semana posterior al 6 de enero. Algunas veces veía a un Kent celebrando las mieles del triunfo entre tanta Barbie, traído por alguna niña de mi clase para que le hiciera compañía a su adorada imagen estereotipada de mujer perfecta.
La mujer que yo me negaba a ser para desgracia de mis padres. Aquella bella ilusión de cabellos dorados y ojos azules con la eterna sonrisa complaciente, embutida en sus mejores galas, extremadamente delgada, preparada de serie para contraer matrimonio y dedicarse de por vida al marido, al hogar y a los niños, sin mayores aspiraciones vitales. Desde tan temprana edad me negaba a que mi único propósito en la vida fuese cambiar pañales, limpiar y cocinar. Si esa era la motivación de muchas niñas para avanzar en la vida, desde luego no iba a ser la mía. Sentía que la vida era algo más.
Desviaba la cabeza para no sentir la mirada inquisitiva de aquellas hijas de puta de la ventana, que al caer el sol seguían en la misma posición y con la misma sonrisa falsa cuestionando mi imperfecta naturaleza de Indiana Jones.
La gripe se me agrava y se me corta la digestión subiendo a Cajabamba. El calor y la cuesta brutal para llegar a la paupérrima capital de provincia, en plena celebración de sus fiestas en honor a la Virgen del Rosario, dificultan nuestro paso y estoy a punto de vomitar el delicioso queso cremoso cajamarquiano que me acabo de tragar varios kilómetros atrás.
Los voladores nos despiertan a las seis de la mañana en Cajabamba anunciando las fiestas patronales de la urbe. Estamos destrozadas debido al día anterior. No tenemos energía para nada. Buscamos en las ajetreadas calles un lugar para desayunar sin éxito. Estamos débiles, pues no hemos cenado el día anterior, dado el cansancio y la falta de energía para peregrinar por la ciudad de noche en busca de un lugar para comer, tarea titánica en muchos pueblos de Los Andes peruanos, cuyos restaurantes siguen al pie de la letra el horario de comidas de la población.
Pasamos de largo por el bullicioso mercado porque no queremos meternos en la algarabía con las bicis. Oímos el redoble de tambores y el sonido de trompetas detrás. "¡Se acerca una procesión Marika! ¡Coño corre que traen a la Virgen del Rosario y la multitud nos va a engullir como la ballena a Pinocho y a Gepetto, y no tenemos a Pepito Grillo!".
Corremos con las bicis hacia un parque y nos detenemos para observar el espectáculo. Mientras tanto compro comida para llevar a unas mujeres que cocinan en plena calle y comemos en el parque a ritmo de tortuga un pollo frito con arroz, haciendo tiempo antes de comenzar nuevamente la tortura de subir escarpadas montañas por carreteras despedazadas a tramos que atraviesan magníficos paisajes.
El camino de Cajabamba a Huamachuco resulta ser uno de los trayectos más duros que he hecho hasta ahora, para variar. De esos que no parecen muy difíciles al principio, pero que te cuestan la vida después. La mayor parte de la vía está pavimentada pero muy deteriorada, es estrechísima y varios puentes que se caen a trozos unen sucesivas y dispares vaguadas.
En Huamachuco nos esperan los dueños del Hotel Mama Wasi, que han querido colaborar con la causa invitándonos a pasar unos días. Llegamos de noche y extenuadas física y moralmente. El aspecto acogedor, familiar y rural del hotel nos devuelve la sonrisa, al igual que sus dueños, Loti y Roberto, dos seres humanos increíbles. Nuestra habitación es un sueño. Dios mío, cómo ha valido la pena esta tortura hasta Huamachuco sólo para estar aquí!!
Fiestas patronales de Cajabamba en honor a la Virgen del Rosario |
Que tendrá la música indígena de Los Andes que me vuelve loquita !!! |
No hay un rincón en estas montañas sin radio que sintonice una linda canción andina |
Tramo del norte del Perú que llevamos recorrido desde Ecuador |
La sierra del departamento de Cajamarca se encuentra en la región quechua y es seca y soleada sólo durante el día |
O descansamos cada media hora o nos da una angina de pecho cuesta arriba y sin oxígeno |
La bebida nacional es un tributo al color del sol, el dios de los incas. |
Una calle cualquiera de un pueblo encantador. San Marcos, Cajamarca, Peru. |
Otro niño trabajando... |
La Mujer Perfecta. (San Marcos - Cajabamba - Huamachuco)
Parada ténica... XD! |
Uno de cada cuatro menores trabaja en Perú |
Aquí arriba en Los Andes peruanos sólo se ven mujeres y niños trabajando... ¿Dónde están los hombres? |
Mercado de San Marcos, donde la vida vuelve a sonreir. |
No hay un rincón en Los Andes peruanos sin la colorida fruta que te nutra los ojos y el alma. |
Mujeres y niños levantando el país en el Mercado de San Marcos, Cajamarca |
El maíz morado crece a 3.000 metros sobre el nivel del mar |
Más mujeres trabajando para levantar el país |
Cajamarca tiene campiñas, historia y ... MARISCO!!! Mmmmmmmmm.... XD! |
Espectacular vista de la sierra de Cajamarca que linda por el oeste con el Desierto costero del Perú |
Como no podía ser de otra manera en aquel mundo vertical, la subida muy pronunciada protagoniza la mayor parte del día, lo cual implica una gran tensión en los músculos de la espalda y cuello, que junto con la altura extrema, nos regalan un delicioso dolor de cabeza que nos acompaña todo el recorrido.
Hombre paseándose... para variar... |
Otra mujer trabajando en el sector primario, para variar... |
En Sudamérica abundan las riquezas naturales y los australianos aventureros en moto o bicicleta |
Sigo estando en Perú... :) |
La recompensa del día: el Hotel Mama Wasi en Huamachuco |
En una habitación así nos encerramos dos días a dormir |
El Hotel Mama Wasi en Huamachuco es como llegar al paraíso tras el Huracán Carlos en el Mar de Cortez |
Fotos Marika Latsone
Libro Español "Taller de Felicidad"
English Book "The Workshop of Happiness"
Livro em Portugues "O Poder de Viver com Paixão"
No hay comentarios:
Publicar un comentario