domingo, 4 de octubre de 2015

Viernes 2 Octubre. La Cucaracha, La Cucarachaaaaa... NICARAGUA.

Amanecemos descansadas y motivadas como si pedalearamos por primera vez en nuestras vidas. Es lo bueno que tiene apoltronarse en un parentesis por un tiempo para regresar con impetus de conquistadoras. Me emociono de nuevo pensando en todas las aventuras que me aguardan alli fuera. Caliento agua con el calentador de inmersion electrico que me regalo Hector Haro en Tepic, Mexico,  y preparo café para la amodorrada Marika que lucha sin muchas ganas por salir del aturdimiento matutino.


Me doy la primera ducha del dia en el destartalado bano improvisado junto al gallinero, bajo un hilillo de agua fria que resbala por mi cuerpo a duras penas. Es mi ducha preferida, la primera, la de la concentracion para salir a la cancha y darlo todo, y a penas el agua empapa mi cuerpo. Que sera de mi hoy sin “la ducha” del dia en condiciones? Saldra todo bien? Estare a la altura?  

Calentamos mas agua a la salud de Hector Haro y nos hacemos unos nuddles o sopa Maruchan que acompanamos con salchichas que hemos comprado el dia anterior. Nos hartamos de pasta china para soportar “el primer dia despues de las vacaciones” bajo un sol de justicia, humedad relativa del aire rozando el 100% y la nube de mosquitos y gegenes que normalmente nos escolta durante todo el camino y para la cual tambien hace falta mucha energia. 

Nos despedimos de Dona Rosalina y su corte de entregadas hijas “siempre a la orden” y ponemos rumbo hacia nuestro segundo destino en Nicaragua: Chinandega, a 74 kms de Potosi.


Recorremos unos quince kilometros de carretera de tierra, los mas placenteros y hermosos metros desde hace mucho, mucho, muchisimo tiempo, bajo la sombra de arboles constrenidos a los lados de la via, selva baja, huertas agricolas, gente amabilisima que nos saluda constantemente, ninos felices circulando en sus bicicletas, algunos a caballo, a veces tres en bici, otras una familia entera montada sobre dos ruedas...


Abandonamos el tramo sin asfalto para encaramarnos al mundo desarrollado mediante una de las mejores carreteras asfaltadas de nuestro viaje juntas. La temperatura aun es fresca y el escasisimo trafico hace nuestras delicias hasta Chinandega. Por el camino paramos en una palapa que vende “queques” de pina y limon y aguas frescas y nos reponemos junto a unos patos y gallinas que nos hacen compania mientras charlamos con los habitantes del lugar. Todavia me hace gracia comprobar la reaccion de la gente de estas latitudes cuando les explicamos lo que hacemos. Asienten amablemente pero sabemos que en el fondo no entienden que demonios hacemos perdiendo el tiempo viajando en una misera bicicleta si podemos hacerlo en coche o en bus...


En Chinandega nos cuesta encontrar un sitio barato para dormir porque casi todos los alojamientos son de lujo y enfocados al mudo de los negocios. Paradojicamente, Chinandega es un pueblo pequeño y con cierto nivel de desarrollo pero, hombre, ni que estuvieramos en Los Angeles, California. Cincuenta dolares por una habitacion doble? Tu lo flipas, no?



Encontramos una ganga en el corazon del mercado despues de recorrer la ciudad durante un hora y estar a punto de morir de sofoco por 15 dolares norteamericanitos y bano indigno incluido (a la manera centroamericana, con una cortina como puerta y la pared a mitad por levantar, para que se oigan con claridad los ruidos del companero o companera desde la cama).


Antes de instalarnos procedo a iniciar la “operación fumigacion” correspondiente por si hay cucarachas y, justo cuando fumigo el lavabo con Baigon y disparo en el sumidero, una cucaracha del tamano de una pella de gofio sale despavorida por el desague auxiliar del lavabo, primero sus repugnantes patitas viscosas, peludas y negras por delante y despues su gran cabeza de marcado pomulos que yo diria que se me quedaron mirando por unos segundos y yo doy el salto sin pertiga mas grande del mundo hacia atrás sin mirar y caigo sobre el colchon de la cama como empujada por la onda expansiva de una bomba en una olla express detonada por un grupo terrorista ante la cara de terror de Marika que escribe placidamente en su Mac hasta que presencia la escena propia de una pelicula de Steven Seagal acompanada de un grito de terror que paraliza toda actividad del mercado contiguo y atrae la atencion de los demas huespedes que asoman sus cabezas por sus respectivas puertas con aire de fisgoneo y preocupacion observando como me intento tranquilizar en el patio del ataque de nervios que acabo de sufrir por una hijadeputa enorme que aguardaba la hora de salir de su escondite para matarme del susto como si no tuviera suficiente con el trafico diario en la carretera joder...


Pero aparte de esto, el dia transcurrio de lujo. ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario