miércoles, 18 de noviembre de 2015

17 de Noviembre. El final de Centroamerica 3 meses despues (Panama City)

Foto: Marika Latsone
Hoy hemos llegado a Panama City. Marika y yo nos fundimos en un abrazo de emocion ante el cartel de bienvenida, bajo una ligera llovizna que moja pero no empapa. La alegria recorre mis venas mientras fotogramas de nuestro paso por Centramerica se suceden en mi cabeza como en un torbellino. 

Trazarse metas es vital para conseguir un objetivo mayor, en mi caso, dar la vuelta al mundo en bicicleta. Sin embargo, lo dificil, y siempre lo repetire, es empezar, dar el primer paso, vencer el miedo y tirarse a la piscina. 

Tampoco es facil superar los problemas que se suceden cotidianamente. Hay que trabajar duro, motivarse y lograr la energia necesaria para seguir y no parar hasta lograrlo. Hasta el sur de Mexico lo logre sola desde Sudafrica, y ahora he culminado con exito mi penultima etapa grande de este gran periplo, Centroamerica, con mi gran amiga Marika Latsone. 


Desde Puebla, Mexico, hemos pasado un calor extenuante, una humedad abrumadora y fatigante que araña el 100% cada dia, un esfuerzo fisico sobrehumano, mas hambre que el perro de un ciego, la hospitalidad de la gente en Mexico , el escaso amparo de otros en Centroamerica, la falta de apoyo tecnico durante el camino, paisajes sobrecogedores, ambientes cascabeleros a veces y desolados en otras ocasiones, trafico amenazador, retiros montañosos, mosquitos, enfermedades, asalto a mano armada, surtidos olores... 


Se me descosen los recuerdos en el delirio de la arribada al destino, al final, al punto de inflexion que anuncia una nueva etapa, la ultima, la definitiva, la que nos lleva a Sudamerica, a Ushuaia (Argentina),  al fin de un sueño y al remate del mundo en el archipielago de Tierra del Fuego. 

Foto: Marika Latsone
Paramos de darnos abrazos y besos en medio del estruendo del trafico, del rumor de la lluvia que golpea el pavimento, para seguir nuestro camino hacia el centro de la ciudad. Cruzamos el Puente de Las Americas en el desorden de los vehiculos en el viento de mar que nos lanza contra los automoviles, a merced de un destino ineludible, sin espacio para circular, con miedo a patinar bajo la lluvia en las resbaladizas y peligrosas juntas metalicas que unen el suelo del puente como en un puzzle, con la firmeza del que sabe que hoy no toca morir, por el simple hecho de que nadie en esta puta vida muere a las puertas de la entrada a meta, la Naturaleza nunca fue tan cruel. 

Llegamos al final del puente temblando de miedo. Nos paramos en la cuneta para respirar hondo. Silencio durante un minuto. Luego nos miramos y sonreimos. Lo hemos logrado!

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