jueves, 18 de septiembre de 2014

15.1 Agosto. Mensaje en una Banana II

Por fin llego a Navrachana International School y embalada intento penetrar en las modernas instalaciones con toda la parafernalia hasta que el sonido de un silbato impertinente paraliza mis intenciones. El guarda de seguridad se planta a medio metro y me sigue tocando el silbato!.  Donde están los jugadores, le pregunto, pero no lo pilla. No se que les pasa a todos los guardas de seguridad de todo el planeta pero están cortados por el mismo patrón. Estoy tan abatida que puedo ni pensar en que se coma el silbato en ese momento o algo peor, pero lo pienso ahora. "Sin Roberta no voy a ningun lado" le digo en ingles. Pero robocob, armado con una porra y un silbato, me intercede el paso y a mi se me hincha las vena del cuello,  hasta que sale presuroso el profesor Egber para apoyarme en mi pequeña batalla contra la discriminación de las bicis.

Egber es enorme, complaciente, cordial y caballeroso hasta decir basta. Se mueve ansiosamente y parece estar siempre ausente pese a sus esfuerzos por concentrarse en lo que le dices. Su piel blanca y sus rasgos imprecisos me hacen difícil ubicarlo en una de las numerosas etnias que conviven en el subcontinente indio, pero se diría que es heredero del periodo mogol, imperio que domino la India entre principios del XVI y mediados del XIX.  Me escolta al edificio donde dejo a Roberta a buen recaudo y saludamos al director del centro educativo, que me invita con orgullo a presenciar el solemne acto que se celebra mañana con motivo del Día de la Independencia de la India. No me puedo creer tanta hospitalidad.

En la cafeteria apuro un chai masala caliente y dulce que despeja mi garganta de la porqueria respirada horas antes en la autopista y me da un fugaz paseo por los sentidos. Después, el profesor acompaña a la vasta y sencilla habitación de invitados donde me despide dejandome un ordenador portátil para que prepare mi conferencia en dos horas. Madre mía... En un par de horas tengo que seleccionar unas pocas fotos de los momentos mas relevantes den periplo y resumir cinco meses de experiencias en Africa y lo que llevo recorrido en La India. Después de pedalear 80 km bajo un sol de soplete de soldador. Otro reto para la mochilaaaaaa. 

Por supuesto, paso de todo y me arranco las mugrientas mallas Tuga Sportwear lanzándolas a diestro y siniestro por la habitación para abandonarme a los placeres de un chorro de agua caliente perenne, en una ducha sin plato de ducha,  donde el agua lo invade casi todo, y el desagüe es comun al lavabo. Pero a mi ya no me importa nada,  porque en Africa los cuartos de baño eran iguales o peores y, a estas alturas,  lo importante es tener acceso a un baño con ducha, y disfrutar del privilegio del agua caliente si cae la breva.

Dos horas después Egber golpea mi puerta con delicadeza para acompañarme al salón de actos donde, para mi sorpresa, una chiquillada me aplaude sonoramente cuando aparezco con Roberta de entre bastidores. Dios mio ! Pero que demonios es esto? Pensé que mi intervención se limitaría a una escueta presentación de mi aventura en un aula con una veintena de adolescentes... Simultáneamente me invade el terror, pero me repongo e intento dominar la situación recurriendo a algo que siempre da resultado en publico .... El sentido del humor y el desparpajo.

No he preparado lo que voy a decir; ni un esquema.... Cero patatero... Me he limitado a seleccionar unas fotos que un muchacho displicente se empeña en pasar con habilidad y sincronía mientras relato los comienzos del periplo, el por que de mi aventura, motivaciones, dificultades... Pero a los cinco minutos la mayoría del publico, compuesto químicamente de hormonas alteradas e incontrolables, se aburre como una ostra, y advierto que la Igualdad de Genero les importa los mismo que la política exterior estadounidense en Timor del Este. Mi mensaje no les llega ni por asomo. Tengo que hacer algo...

No se si han sido las bananas ingeridas a golpe de pedaleo tres horas antes,  o el chute de adrenalina procedente del recibimiento triunfal que acabo de presenciar, pero algo se enciende dentro de mi y comienzo a moverme por el escenario con aspavientos e interactuando con los  estudiantes,  que vuelven a la tierra en cuestión de segundos. Les hago participes del evento, los levanto para que contesten preguntas en público y saco a algunos al escenario para que me ayuden a describir las características físicas de Roberta. Este es el momento de mas atención. En quince minutos la conferencia se ha convertido en una charla entre amigos. Cuando se abre el turno de preguntas,  numerosos bracitos se levantan impacientes para dirigirme trascendentales  cuestiones sobre la igualdad de genero: ¿De donde saca el dinero para viajar, Madam? ¿Lleva armas encima? ¿Madam, es el cuadro de la bicicleta de aluminio o de hierro? ¿Cuantas velocidades tiene su bici? ¿Que hace si se le pincha una rueda en mitad de la nada? ¿Sabe reparar la bici usted misma? Este alumno tiene unos 16 años y esta sentado en la ultima fila, en la penumbra:  Madam. Las mujeres quieren igualdad de genero.... Y cuando las chicas estan en grupo y nos tratan mal a nosotros en clase? - Oye campeón..., le espeta Egber,  a ver si atendemos... Una cosa no tiene nada que ver con la otra....  Madam....¿Los frenos son de disco? Y Egber hace todo por llevar a la audiencia a otro nivel : "Expliquenos madam, que nos recomendaría en la vida" ... - Y vuelve a ser mi alma la que habla : "Simplemente, que cada uno de ustedes haga aquello que les diga el corazón, y no lo que nos demás esperan de ustedes, porque nunca serán felices". Silencio lapidario y, de repente,  el mini publico se levanta y rompe en aplausos. Ruborizada doy las gracias y me despido del escenario inclinando el cuerpo hacia adelante y agradeciendo la invitación. Para mi sorpresa un nutrido grupo de profesores y alumnos se acerca para hacerme preguntas sobre otros pormenores de mi aventura. Y entre el tumulto diviso a mi "amazing" amiga Carrie que me sonríe con cierto sonrojo.
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