jueves, 14 de mayo de 2015

12 de Mayo. Esta gente es increible..

Hoy me he levantado a las cinco de la manana para hacer las maletas o, mejor dicho, las alforjas. Comprimir todo el equipaje al minimo espacio es todo un arte que requiere estrategia y trabajo. En total son 30 kilos de peso repartidos entre material de camping, de cocina, comida, ropa, herramientas, repuestos, botiquin, aparatos electronicos, kit de surperviviencia, etc. Tambien me gusta dejar unos veinte minutos para cocinar y desayunar como dios manda. La ecuacion es simple: buen desayuno es igual a pedaleada rapida y energica; deficiente desayuno es igual a agotamiento precoz y demora.

A las siete y diez he salido de la habitacion numero dos del Motel La Espinita, esperando encontrarme con algun ciclista que quisiera despedirse. Pero no veo a nadie. Una aulaga rueda por el descampado que yace en los alrededores, empujado por la brisa matinal. El dia anterior dos ciclistas habian confirmado su participacion, asi que aguardo media hora, pero nadie asoma las ruedas. Asi que me pongo en marcha rumbo a Vizcaino. 

El trafico de camiones es fluido, aunque no tanto como en las carreteras de San Quintin, donde el goteo era incesante. Lo que es una constante en el viaje es la ausencia de arcenes. Media hora despues diviso unas personas apostadas en la carretera que me hacen senales. Son Tana y Joel Homar, la madre y el hijo menor de Homar Salinas, que me esperan a la salida del pueblo para despedirse. Estos mexicanos no tienen arreglo. Se levantan temprano para despedirse. Hasta ahora nunca me habia ocurrido esto en todo el viaje, La proxima vez que oiga a un gringo hablar mal de los mexicanos lo atropello !.  Me piden disculpas porque el resto de la familia no ha podido venir por motivos laborales. Siento ganas de pellizcarme la piel para comprobar que no se trata de un sueno. Esta gente es increible...

Ruedo por la Reserva de la Biosfera El Vizcaino, que ocupa  todo el extremo norte del estado de Baja California Sur, dentro del municipio de Mulege. Corredor biologico transpeninsular con flora y fauna endemicas. Lugar de descanso anual de millones de aves que se alimentan en los ricos litorales de la reserva y de la peninsula. Las aguas de esta lugar son excelentes nucleos de alimentacion para  mamiferos marinos como la ballena gris. El gran Desierto Sonorense se une a la reserva regalando una vegetacion xerofila, adaptada a la sequia,  a medida que ruedo hacia el interior de la Peninsula en busca del Mar de Cortes. 

Setenta y cinco kilometros despues arribo al poblado Vizcaino, donde el Club Zorros me esponsoriza el alojamiento esa noche, permitiendome descansar como la Reina de Saba hasta el dia siguiente. 

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