viernes, 3 de julio de 2015

16 – 17 de Junio. Qué hago aqui ?. MAR DE CORTEZ, MEXICO.

El tiempo se ha detenido abordo. El barco no avanza, atrapado en un impass de calma chicha, se balancea al compas de las insignificantes ondas que regala un mar glaseado. El capi no quiere gastar combustible y decidimos esperar a que vengan vientos mejores. Carolina, la esposa de Rodrigo, nos informa por mensaje satelital, desde Chile, sobre la llegada del huracan Carlos en un par de dias barriendo con virulencia el sur de Mexico hacia Los Cabos y el Mar de Cortez. Confiamos en el universo y nos encomendamos a Dios, esperando la llegada de la brisa vespertina que ayer nos inflo la esperanza. 

Me adapto a las circunstancias pescando. Ato una rappala al nylon y suelto carrete mientra observo el senuelo alejarse por la popa. A los pocos minutos siento un tiron y comienzo a enrollar carrete. Pero tras unos minutos de lucha, la presa consigue soltarse dando un brinco en el agua, a la altura del senuelo,  y desapareciendo para siempre. Que fastidio !. Esa seria la ultima vez que algo picara en mi improvisado arte de pesca.

Por la tarde el viento no llega y seguimos parados. Que aburrimiento. Dormimos en la popa viendo el sol caer sobre el mar de cobre. El atardecer es fastuoso. El suave balanceo de la nave nos adormece despues de comer. Observamos que no pasa ningun barco proximo a nosotros desde ayer. La calma y la soledad se dan la mano. Rodrigo destaca lo extrano de todo. 

El sol incendia el horizonte,  vigilado por grandes y lobregos cumulo-nimbos que se acercan por el sur. Los nubarrones se apelmazan sobre nosotros tornando el paraiso en tinieblas. Pronto temibles relampagos encienden el cielo. "Hay que salir de aqui" - exclama el Capi. El chileno decide poner pies en polvorosa y enciende el motor, pese al escaso combustible que nos resta para emergencias. Ponemos rumbo al puerto de Topolobampo, al noroeste de Sinaloa, para huir del peligro acechante. Creemos que la tormenta electrica puede ser precursora de Carlos. Los rayos y truenos se hacen mas frecuentes y ambos nos ponemos nerviosos; si nos alcanza uno, dejara inutilizado todo el sistema electrico de la nave. Entonces si que nadie nos encontraria nunca...

Llamamos por la radio VHF a cualquier marina cercana, pero nadie nos escucha. Lo intentamos desesperadamente, lanzando un mensaje a otros barcos, sin exito. Por primera vez en tres dias divisamos dos cargueros por la amura de babor. Les pedimos ayuda por radio, pero no hacen ademan de recibirnos, o no quieren ayudarnos. Tampoco podemos copiarles porque la radio esta rota y solo envia. Asi que no sabemos si alguien acudira en nuestra ayuda. Somos conscientes de que el combustible se nos acaba y que, en aproximadamente una hora, quedaremos atrapados en alta mar. 

Preparamos el barco para evacuarlo en caso de emergencia. Rodrigo sabe perfectamente lo que hay que hacer en estos casos y monta lineas de seguridad en todas las areas necesarias para manejar la nave. En caso de necesidad, engancharemos nuestros arneses en ellas para no salir despedidos por la borda a causa de una ola. Hacemos inventario y localizamos todo el material de superviviencia. Aseguramos mejor el dinghy, los remos y todo lo que pudiera saltar al mar y nos hiciera falta en caso de abandono. Rodrigo se vuelve a poner el chip de General de la Armada Chilena y me vuelve loca de nuevo.  Aguanto estoicamente el tiron. Ambos nos amarramos sendos cuchillos de superviviencia a la cintura por si hay que cortar cabos durante la evacuacion. 

Seguimos llamando por radio sin exito. La oscuridad es total y el mar comienza a levantarse. Se acaba el combustible y quedamos a merced de las olas. Rodrigo llama a la Armada Chilena con el telefono satelite. Nos dicen que avancemos hacia el norte todo lo que podamos (sin gasoil y sin viento?). Nos consiguen el telefono de la Marina de Topolobampo y llamamos. Nos atiende un empleado muy amable. Les explicamos nuestra situacion con mucho cuidado, especificando que no se trata de una llamada de EMERGENCIA (MAYDAY), sino de URGENCIA (PAN PAN), ya que estamos en dificultades, pero aun no existe riesgo inmediato para nuestra vida. La marina nos tranquiliza y anuncia que hara todo lo posible por ayudarnos, que contactara con la Armada Mexicana. Le damos nuestras coordenadas GPS y nos despedimos. 

Esperamos sentados en la cubierta, escudrinando en la oscuridad en busca de  alguna luz. Sentimos el sonido de un motor y miramos al cielo infausto por si se trata de un helicoptero que viene a nuestro encuentro. Jaja. Nuestro gozo en un pozo.  Preparamos la pistola de bengalas. Pero no divisamos nada. El barco se agita cada vez mas y la incertidumbre, despues de varias horas de espera a la deriva, altera nuestro animo. El capitan se rinde y se va a dormir, dejandome al mando de la nave. Me ordena vestir el chaleco salvavidas y embutirme en el arnes. Me quedo sola mirando el compas, porque es lo unico que alcanzo a ver a la luz de mi lintera, en aquella cascara de nuez bajo el manto sombrio del cielo nublado anticipo del huracan. 

Se me cierran los ojos. Me abro los parpados con los dedos de la mano. Pero no sirve de nada. Compruebo el radar cada media hora, como el capi me ha ordenado;  veo nada anomalo. El tiempo pasa despacio cuando una espera que la rescaten. El viento arrecia. De repente se oye algo por la radio estropeada. Es la voz de alguien distorsionada por interferencias. No entiendo nada. La voz se entrecorta con pausas largas y no me da tiempo a armar una frase. Es un timbre de voz masculino. Le doy un grito al capitan, enterrado en sus propios ronquidos. 

Rodrigo se levanta de golpe mascullando algo y toma la radio en sus manos. La observa mientras sigue balbuceando entre el barullo del mar encabritado. Dice que no es nada y que no me preocupe y se vuelve a la cama. No entiendo lo que pasa y permanezco en mi puesto. Vuelvo a oir la voz lejana e intermitente que parece que viene del mas alla. Se me ocurre que puede ser la Armada buscandonos, pero dudo porque Rodrigo acaba de decir que "no me preocupara, que no es nada". Confio en el. 

Son las dos de la manana y no puedo mas. Estoy agotada. Las sacudidas del velero contra las olas y el estres agotan fisicamente a cualquiera. El capi soma la cabeza por el tambucho. "No ha venido nadie? "- pregunta. " No, Capi. Ninguna novedad desde lo de la radio". - "Que ocurre con la radio?" - pregunta.

"Capi, la voz de un hombre entrecortada que se oia hace una hora" - al chileno le cambia la cara. "Como? ... Por que no me avisaste?"

Se me queda la cara de boba. No se si darle con la radio en la cabeza al chileno oriundo de Santiago. Me contengo. Si hay algo que he aprendido en este viaje es el autocontrol. Autocontrol es igual a superviviencia.

Dos horas despues una lancha del Sistema de Busqueda y Rescate de la Armada Mexicana (SEMAR) acude a nuestro encuentro. Son las cuatro y media de la manana y los oficiales de la embarcacion tipo "Defender" nos surten con 200 litros de gasolina y se ofrecen amablemente para escoltarnos a la bahia de Topolobampo. 


Con nuestros tanques llenos y un plus de reserva de gasoil, la nave de la Armada inicia la maniobra de desabarloamiento de nuestro buque dando marcha atras con los dos motores y colisionando con una costilla de la amura de babor de nuestro velero, causando algunos danos en el casco sin importancia. 


Seis horas despues el capitan Rodrigo Parra y yo llegamos sanos y salvos a la Marina de Palmira en Topolobampo. 


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