sábado, 4 de julio de 2015

24 de junio - Mi viaje interior. NAYARIT



He dejado atras el estado de Sinaloa. Descanso en Ruiz dos dias. Creo que me lo merezco. El calor me agota y mi rendimiento es bajo. Me recupero en un motel a la salida del pueblo agricola. Algunos viandantes me gritan "Hello... how are you?".  48 horas despues continuo mi periplo sobre dos ruedas por tierras mexicanas. Aunque he descansado me siento emocionalmente abatida. Puedo controlar perfectamente mi cuerpo pero el control de las emociones sigue siendo un gran reto en mi vida. En ocasiones me invade la tristeza. He dejado atras a mis amigas de La Paz, mis colegas de aventuras, y duele mucho. 

Nunca te acostumbras del todo a decir adios, aunque la despedida sea el denominador comun de este viaje. En el transfordo de todo subyace la particularidad de que este es un "viaje de gente". Los paisajes, las ciudades, son secundarios. Cuando recuerdas un lugar, recuerdas a su gente. Las emociones se postran en primer plano dejando atras otros aspectos esteticos. 

Al mismo tiempo, creo que este viaje no es solo un recorrido por la superficie del Planeta. Es una aventura interior. El ponerse a prueba en todo tipo de situaciones implica conocerse mas rapidamente a uno mismo. La supervivencia implica un esfuerzo en la superacion personal, en el crecimiento interior. Detenerse en el mundanal ruido y extrapolarse para llevar a cabo un retiro interio por medio de un exodo exterio, pedaleando, es una buena forma de aprender a vivir de nuevo. 

Nunca me ensenaron a vivir y a ser feliz. Es algo que aprendo aqui cada dia pedaleando, deteniendome en cada esquina , oliendo el perfume de los anacardos que se mezcla con el tufo de la gasolina, presenciando el amanecer cada dia, observando a los pequenos colibries chupando el nectar de la flor mientras vuelan magicamente hacia adelante y hacia atras, como Campanilla. El ahora, el presente, el hoy cobran importancia en detrimento del futuro que no existe. 

Veo un pajaro muerto en el suelo y me detengo. Es un colibri. Observo de cerca su vistoso plumaje de verdes y morados, su insolito pico largo disenado para alimentarse de las flores. Lo acaricio con ternura. Aun esta caliente. Se me escapan las lagrimas. Tan pequeno, tan desvalido y a punto de ser aplastado por la rueda de un trailer. Pienso que podia haber sido yo. Ningun ser merece una muerte tan impia. Lo beso y lo sepulto a un lado de la carretera, bajo unas piedras. 

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