sábado, 15 de agosto de 2015

12 - 13 de Agosto. Entrada Triunfal en Guatemala - GUATEMALA

La Frontera con Guatemala.


Nos cuesta separarnos de Jose y Maricruz y de sus encantadores hijos. Maricruz nos brinda con el mejor desayuno de nuestras vidas aventureras y devoramos con ansiedad de indigentes huevos con jamon, pan tostado, Nutella (cuando la descubro encima de la mesa casi me echo a llorar), mermelada, zumos de frutas, leche...mas huevos con jamon... Nuestro ultimo desayuno en Mexico es el mejor de todos y nuestros anfitriones se ganan a pulso los primeros puestos de mis secretas listas de “mejores anfitriones”, “mejores familias”, familias “tan felices que asustan”, “entusiastas del ciclismo”, “no se puede ser mas happy en la vida”...


Partimos hacia la frontera con Guatemala con el sabor amargo de la despedida. Tengo la sensacion de que ya no encontrare un pais como Mexico. Aqui me siento como una hija querida y me invade la sensacion de que a partir de ahora soy huerfana. Mi gran familia mexicana queda atrás y mi espiritu viajero se vuelve a sentir solitario y debil para flotar a merced de las olas de la incertidumbre.


Nos dirigimos a La Mesilla por Ciudad de Cuauhtemoc. Por delante, 84 kilometros, parte de ellos bosques de encino que brillan bajo un cielo azul salpicado de nubes. Los chicos son muy rapidos y aminoran su ritmo para que el grupo no se disperse demasiado. 


Atras dejamos Comitan de Dominguez para escalar las alturas durante la primera parte del trayecto, penetrando el verdor del pino y encino de Mesoamerica, que nos regala el olor de la trementina del pino, y descender por pendientes de vertigo durante la segunda parte del periplo. En esta segunda etapa, desde la Trinitaria hasta Ciudad de Cuauhtemoc, las curvas son frecuentes y cerradas y el descenso es la nota dominante. Perdemos mucha altura y el paisaje se convierte de subito en selva baja. La temperatura y la humedad aumentan drasticamente. Ha dejado de llover y el calor aprieta, asi que paramos para guardar durante el resto del dia nuestros chuvasqueros.


A las cuatro de la tarde alcanzamos la frontera con Guatemala. Los oficiales mexicanos que estan en aduanas son de trato hosco y desagradable y le hacen pagar a Marika 300 pesos por no portar el “recibo de abono el sello de la visa de entrada en el pais”. Una cuantia, 25 dolares, que la letona pago cuando entro en Mexico desde USA por Nogales, porque si no lo le sellaban el pasaporte, pero no le expidieron ningun recibo. Ahora le hacen pagar por salir del pais y de mala manera. 


Que pena que estas cosas enturbien la imagen internacional de un pais y de sus habitantes. Para nuestra sorpresa, el oficial se apodera del dinero en un santiamen y se lo mete en el bolsillo. Bueno, tampoco fue una sorpresa despues de cuatro meses viendo como actuan las autoridades de este pais, cuya gente no se merece ni a sus degenerados gobernantes, en su mayoria, ni a sus corruptas fuerzas de seguridad.



Cuatro kilometros nos separan del punto fronterizo de La Mesilla. Alli los oficiales Guatemaltecos son la mar de amables y nos hacen pagar solo 20 pesos mexicanos por sellarnos el pasaporte. La Mesilla es un horror de pueblo que cuelga entre verdes montanas coronadas por brumas. Las viviendas de bloques de cemento crudo se apelotonan a lo largo de la angosta via principal, entre puestos de baratijas de colores y una marabunta de gente, coches y tuc tucs que dificultan el paso. 


Llueve a cantaros y se forman fuertes escorrentias en la ciudad colgada en la montana que nos hunden en el lodo. Transitamos con dificultad bajo un macrame de cables que se entrelazan de edificio a edificio como lianas de la jungla e individuos ofreciendonos cambiar dinero en quetzales, polucion y mucho ruido. Encontramos un hotel BBB (bueno, bonito y barato), despues de una investigacion exhaustiva, y celebramos con hamburguesas guatemaltecas y amarillisimas papa fritas nuestro exito. Pagamos exactamente el doble de lo que hubieramos pagado en Mexico. Mal presagio.


El Angel


Decidimos salir temprano al dia siguiente y a las ocho de la manana pedaleamos hacia Huehuetenango. El paisaje es abrupto y las ascendentes predominan entre montanas que surgen en el horizonte y valles que se precipitan en el vacio. La belleza del entorno nos deja sin respiracion – tambien las cuestas de campeonato - . 



 Los bosques tropicales siembran el tortuoso camino salpicado de flores exoticas, cursos de agua, cascadas y estremecedores gritos de animales salvajes. La pauperrima poblacion se aposta en la carretera y sobrevive a base de mini plantaciones de toda indole, especialmente de café, y de la venta de articulos a los viajeros. 


A medida que penetramos en las montanas y ganamos altura los indigenas, la mayoria descendientes de los mayas, se tornan mas afables y cordiales. Hablamos con algunos pertenecientes a la comunidad linguistica “mam” que a penas hablan espanol. Los ninos son una delicia y guapisimos. Me entretengo hablando y bromeando con ellos. Algunos no hablan espanol.


La ruta se nos hace durisima. Quiza porque llevamos tres dias pedaleando cuesta arriba, quiza porque 85 kilometros en pendientes de mas del veinte por ciento le cuestan a cualquiera con cincuenta kilos de peso en las alforjas, quiza porque a casi 2.000 metros de altura le cuesta respirar hasta a los marcianos y la presion atmosferica es tan baja que hay que hacer un esfuerzo extra para introducir el aire en los pulmones.


 Ademas, los que nacimos y vivimos en la costa tenemos por naturaleza una baja cantidad de hemoglobina, debido a que nuestro organismo se ha acostumbrado a las grandes cantidades de oxigeno a nivel del mar, por lo que sufrimos sobremanera para respirar en las alturas.







Se nos hace casi de noche cuando entramos en Huehuetenango. Desde ayer alguien de la isla de Tenerife me ha contactado a traves del Facebook para invitarnos a una noche de hotel en esta ciudad. La persona en cuestion, me ha mandado los recibos de pago, ante mi completo estupor, y ha senalado que la invitacion va con cena incluida. Aun no me lo creo mucho por lo que estoy a la espectativa sobre lo que pueda ocurrir.


No en vano, los chicos han accedido a acompanarnos al hotel  para comprobar la veracidad del suceso, propio de un 'expediente X'. El plan B es acampar en los bomberos del pueblo o en alguna iglesia. El hotel Ruinas Resort es un oasis de belleza y lujo de cinco estrellas en medio de la desorganizacion y alboroto de Huehuetenango. Nos plantamos en sus fauces con la boca abierta, sin creernos aun nuestra buena suerte. Estamos completamente agotadas y solo pensamos en esa cena a la que nos han invitado en aquel palacio de glamour y ensueno. 


Compruebo en recepcion que, efectivamente, la risuena letona y una servidora, estamos invitadas de gorra en aquel establecimiento hotelero, a todo tren. Con nuestras bicicletas aparcadas en la entrada lanzamos gritos de alegria al aire y chocamos los punos como campeonas. Los chicos nos miran con recelo mientras nos despedimos con afliccion por no poder compartir estos momentos con ellos. 


Al fin y al cabo, el equipo es el equipo. Ellos se van a acampar a la iglesia mientras nosotras nos zambullimos en aquel mar de lujo y placer a la salud del 'Senor X de Tenerife', apasionado del ciclismo y seguidor incondicional de este blog, que nos ha regalado una noche pomposa despues de una de las rutas mas duras del camino. Para mas inri, “el angel de la guarda” de Canarias me contacta el mismo dia para regalarnos otra noche mas si lo deseamos. Cenamos a todo tren en el comedor del hotel como las reinas de Saba, degustando delicisios platos de pasta italiana, carne, embutidos, exquisitas frutas tropicales y tres postres para recuperarnos de los bajones de azucar del camino. Nos levantamos a duras penas de la mesa muertas de sueno y, de lo demas, no me acuerdo...

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