miércoles, 11 de mayo de 2016

8-9 Mayo.LO MEJOR DE VIAJAR ES HACER AMIGOS EN TODO EL MUNDO (Cali-Popayan)


Fotos Marika Latsone
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Libro "Taller de Felicidad"

Niños del departamento de  Cauca de camino al colegio.

Viajar en bici es desconectar y disfrutar de la propia compañía ante todo. Aunque ahora viajo con una amiga, sobre dos ruedas se está mucho tiempo solo en la carretera. Sobran momentos para llenarse los pulmones de increíbles paisajes, montañas, árboles y gente. Te acostumbras al silencio y descubres que no es un vacío, que el silencio está lleno de respuestas.



Haciendo un alto en la ensordecedora y caótica Carretera Panamericana de camino a Ecuador.

Después de 2 años, las grandes ciudades me agobian. Da igual la urbe. Todas me ponen los nervios de punta. El ruido es desorden y el desorden me desestabiliza emocionalmente. Ya no puedo acostumbrarme a vivir en una gran ciudad, a ver a tanta gente junta. El aire contaminado me ahoga y la inseguridad me cohibe. Ni Cali, ni Los Angeles ni México DF... me quedo con las playas desiertas de Bahía Concepción en Baja California Sur, México, con las montañas de Guatemala, con los exóticos paisajes de Myanmar, con las vírgenes y blancas playas de Mozambique...



Cuando entramos en Cali, la paz a la que nos habíamos habituado días atrás se turba para dar paso a un trasiego infernal de automóviles, ruidosas motocicletas, terroríficos trailers y millones de seres humanos pululando entre una nube de humo negro. El estrés nos domina y aceleramos la marcha sin quererlo, en un afán por huir del infierno en el que nos hemos metido.


Venimos de Tuluá por la 23 y nos dirigimos al barrio Granada que queda en el Norte, pero no sé bien qué ocurre que nos pasamos la también conocida como zona rosa y vamos a parar a la zona más negra del mundo, la calle 15 y sus aledaños, una de las áreas comerciales más caóticas que he visto en mi vida, donde no cabe ni un alfiler ni en la vía ni en las aceras. Nos quedamos estancadas en el tráfico, en hora punta, sin posibilidad de avanzar, soportando el acoso de un montón de vendedores que salen a nuestro encuentro al vernos pasar, gritándonos gringas a dónde van, de dónde vienen, y qué guapas son, preciosas, mi amor te voy a dar lo que necesitas, aquí tienes a tu papito, y para dónde van, y cuánto tiempo llevan viajando … todos a la vez, bajo un sol que nos resquebraja no solo la piel sino también el alma.

El ruidoso barrio Granada de Cali o ¨zona rosa¨ alberga más discotecas por metro cuadrado que habitantes

Y entonces yo me pregunto, por qué no seré un hombre para no tener que aguantar a esta manada de gilipollas cada vez que viajo y que vienen a minarme el alma cuando menos lo necesito, faltándome al respeto porque soy mujer y ellos unos grandes machos que piensan que tu necesitas su estúpido piropo porque han crecido en un mundo machista.


Cali, la ciudad que ni duerme ni deja dormir.
Perciben que estás en una situación crítica pasándolo mal y aún así siguen machacándote la moral con insinuaciones sexuales que te provocan arcadas que aumentan el ritmo cuando miras al sujeto y su patética pinta y terminas vomitando en tu mente pero te callas y disimulas en un ejercicio de autocontrol porque si protestas y les plantas cara ellos son tan machos que se ponen como perros rabiosos porque no superaron nunca el rechazo y en el peor de los casos te lanzan una hostia habida cuenta de que ellos son los grandes machos de Latinoamérica y te pueden decir lo que les da la real gana porque tu eres una mujer, es decir, NADA DE NADA en este mundo y te tienes que callar porque muy orgullosa deberías de sentirte de recibir su piropo, que él no tiene por qué dártelo pero ha trabajado duro para elaborarlo en su cerebro de gegén y como él se siente guapo y macho, embutido en sus pantalones vaqueros lavados a la piedra de esos que hace tiempo ya no se usan a punto de reventar en la barrigota y marcando paquete, su camiseta sudada, su reluciente cadena de oro de varios kilates, su eterna barba de tres días y un halo de vulgaridad desde que se levanta hasta que se acuesta, bajo una gorra yanki de beisbol de color chillón como él, y él convencido de que es el hombre del futuro, el macho más macho, no deja de incordiarte, insultarte y ofenderte, y tu te muerdes la lengua hasta que el semáforo por fin se pone en verde y podemos dejar atrás a aquella jauría de hienas a punto de saltarnos encima, y cuando menos nos lo esperamos...

...Pum! Marika se da una hostia contra el vehículo delantero que frena en seco porque un peatón cruza sin mirar, dejando un pequeño rasguño prácticamente invisible en su guardabarros trasero. Hay que joderse...

Los ocupantes del vehículo, un hombre de raza negra joven y apuesto, vestido de blanco, como recién salido de una banda de cumbia,  y una mujer blanca de mediana edad, se bajan gritando y sin preguntarnos si estamos bien nos miran de arriba abajo y nos gritan ¿y esto ahora quién lo paga? Y nosotras nos bajamos de las bicis entre la algarabía que se ha formado e intentamos buscar el rasguño, tarea complicada dada su escasa importancia, y yo paseo mi dedo por él y el digo a la señora que no deja de gritarnos que el rasguño a penas se nota, que es del tamaño de la tapa de un bolígrafo y que no exagere. Pero el hombre, más tranquilo que la mujer, nos dice entre sonrisas que no, que esto hay que arreglarlo, que esto no puede quedar así, que quieren cash calentito pal bolsillo. Y yo les digo que cash no tenemos ni para pipas pero que yo les puedo arreglar eso con un rotulador especial para pequeños toques en carrocerías.

Pero no, ellos siguen insistiendo en que quieren cash me lo llevo calentito. Se forma un círculo de gente alrededor nuestro y un atasco monumental en plena calle 15 y la gente comienza a sonreir maliciosamente. Algunos transeúntes espetan ¨dejen a las gringas en paz¨ y entonces ellos se ponen nerviosos y tiran la toalla haciendo ademán de irse. La señora demonio nos grita antes de subirse al coche ¡¡ Tengan más cuidado cuando conducen!! No se preocupe señora, que más cuidado que nosotras no lo tiene absolutamente ningún conductor en este planeta por la cuenta que nos trae!! Que siga bien, agradable y simpática mujer.

Enseñar a nuestro amigo Camilo a hacer sushi es como enseñarle wayuu a un japonés.


Tras esta emblemática bienvenida, pasamos en Cali dos semanas trabajando -Marika en sus proyectos de diseño gráfico y yo en mi segundo libro- y sin salir mucho de casa. 


Pero al final el de Tuluá aprendió y qué rico estaba hombre de Dios...

Lo mejor que nos ocurre es que viene a vernos Camilo, el hijo menor de los Mena de Tuluá (leer el anterior capitulo) y cenamos con él en una de las cenas más divertidas que he tenido en todo mi viaje. Gracias Camilo y espero que se vuelva a repetir.



Nos quedó como en las películas y luego nos dio pena comérnoslo... pero... Al diablo!
La prensa de Cali contacta conmigo a través de Mao Garcés, de la Secretaría de la Mujer, Equidad de Género y Diversidad Sexual del Valle del Cauca y CNC Noticias y Caracol TV vienen a casa a entrevistarme. También doy una pequeña charla en Gobernación del Valle del Cauca a instancias de la Secretaría de la Mujer. Allí conozco a la secretaria Luz Adriana Londoño Ramírez.

Liceth Romero de CNC Noticias Cali me entrevista en Cali.

El domingo 8 de mayo pedaleamos hacia Santander de Quilichao. Me siento las piernas pesadas y pedalear me cuesta horrores. Aunque el terreno es plano, el calor ayuda muy poco. Después de dos semanas encerrada entre cuatro paredes me siento como si empezara desde cero. Hasta la voluntad la tengo bajo mínimos.

Cyrille Sangouard es como Papa Noel. Todo el mundo lo conoce pero pocos lo han visto. 

Pero antes de llegar a este municipio del departamento de Cauca nos ocurre algo inesperado. Nos cruzamos con Cyrille, un cicloturista francés que conocimos pedaleando hace siete meses en Nicaragua. Qué pequeño es el mundo!! Nos deshacemos en abrazos y besos. Qué alegría es encontrarse de nuevo con un amigo que has hecho en el camino. Y más de la talla de este francés, el hombre más abierto y afable del mundo.

En este momento te das cuenta de que éste, es un Planeta pequeño donde al final todos nos vamos a ver la caras algún día. Por eso es importante tratar bien a todo el mundo y hacer amigos allá donde vayamos. Nunca sabes cuándo y dónde te los vas a encontrar de nuevo, y si vas a precisar su ayuda. Y... Qué demonios! Los mejores momentos de tu vida van a ser siempre con tus amigos y lo mejor de viajar es hacer amigos en todo el mundo.


Lunes 9 Santander de Quilichao – Piendamo



Salimos tardísimo de Santander de Quilichao. Para mi las 7.00 de la mañana es demasiado tarde para empezar el día. Habitualmente comienzo mis jornadas a pedales a las 5.30 porque en estos países cálidos a las 10.00 de la mañana mejor te echas una siesta si no quieres morir en la carretera, ya que el calor te derrite hasta las pestañas.

Planeamos llegar a Popayán hoy lunes 9 de mayo, pero la jornada es tan dura que nuestro gozo cae en un pozo. Otra vez la Cordillera de Los Andes en su estado puro y puertos para los que hace falta una ración extra de voluntad para subirlos tan cargadas como vamos nosotras. Además, mi carga ha aumentado considerablemente desde Cali porque ahora llevo encima absolutamente todo lo que tengo. En algunos tramos de Colombia me he permitido el lujo de mandarme paquetes de un lado a otro porque los envíos son muy baratos por Servientrega en este país, y 100% fiables (para los europeos, al menos,ya que en Europa ya no se puede vivir de lo caro que es todo). Pero ahora que voy camino de Ecuador y no conozco a nadie en Nariño que reciba mi paquete me he tenido que comer con papas todas las mierdas que llevo que no me hacen falta para nada pero que no me atrevo a desprenderme de ellas ¨por si acaso¨...

El caballo va más ligero que yo...

Llueve en algunos tramos y hay unos 18 grados centígrados, temperatura ideal para súper ciclicoturistas tortuga!. Cuando vamos a llegar a Piendamo comprendemos que haría falta un milagro para que dos caracoles con ruedas lleguen a Popayán hoy y eso nos anima a mandar a la mierda todo y a tomarnos un riquísimo chocolate caliente con cuajada de queso que me roban el sentido y ni me doy cuenta de que dos viejitos no nos quitan ojo de encima con cara de haber visto una escena de Alien, El octavo Pasajero saliendo del estómago de Sigourney Weaver a escasísimos metros de distancia (ya que la medida del espacio vital no es estándar en todo el mundo)

En ese momento en el que te tragas el quesito salado entre buches de chocolate te da igual que te digan aquí tienes a tu papito o te lo voy a dar todo sabrosito o cualquier otra mierda porque el chocolate está tan bueno y tan calentito como nunca. Por qué será que saboreamos mejor las cosas después de experimentar el sufrimiento. Creo que esta es la clave del placer del cicloturismo. Sufrimos tanto que experimentamos mejor que nadie las pequeñas cosas que te da la vida. Es en ese momento, cuando sucumbes al placer, cuando le mandas un mensaje a tu contacto Warmshowers en Popayán y te excusas diciéndole que llueve tanto, tanto, tanto, que llegaríamos a Popayán hoy si lleváramos un kayak, pero no es el caso, así que... ñam ñam... qué bueno está este quesito... discúlpeme usted señor Warmshowers pero hoy no llegamos ni en broma y si no le importa y no le es mucho problema déjenos pasarnos mañana más tranquilas y bla, bla, bla....Huummm... delicioso chocolatito...

Nuestro amigo Dan es como el Halcón Callejero en Colombia y con barba de una semana.

Y antes de llegar a Piendamo nos encontramos a Dan, un holandés muy simpático y guapo como él sol con el que pasamos muy gratos momentos en La Guajira y que viaja en moto. Qué alegría volvemos a sentir!! Charlamos durante un buen rato hasta que el sol comienza su ritual para despedir el día.


Esperando a que Michael salga de su agujero para decir ¿Quién se ha llevado mi queso?

Dormimos en el hostal más barato de toda nuestra aventura en Colombia, por 13.000 pesos, en Piendamo y adoptamos a Michael, un ratón que vive en el deshague de la ducha. Le damos queso y estoy segura que esa noche salió a comprar champán a la tienda de al lado de la lotería que le tocó ese día con dos mujeres ¨ratón friendly¨ a pedales en aquel lugar perdido en la Cordillera de Los Andes. 


Fotos Marika Latsone
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