sábado, 22 de noviembre de 2014

25 Octubre. Tailandia, el oasis.

Tailandia me sorprende por su desarrollo en medio de paises que escapan a duras penas de la pobreza. Infraestructuras  publicas a la altura de cualquier pais desarrollado y ciudadanos con un alto nivel de renta y cultural. Ciudades con  lujosos edificios e impecable planeamiento urbanistico aderezan el oasis futurista en medio del Sudeste Asiatico. El maximo exponente, Bangkok. La metropolis por excelencia alberga nada mas y nada menos que a 8 millones de almas de todos los rincones del planeta. Podriamos definirlo como el Nueva York de esta parte del mundo. El lujo y el agobio se combinan en angostas calles por donde se filtran a paso de tortuga millones de vehiculos cada dia. Cuando llego al corazon de la urbe me siento como Pinocho, deslizandome sin remedio por la garganta de una gran ballena que me traga hacia la voragine de sus apestosas entranas.

Las dimensiones de mis alforjas me impiden moverme con libertad en los escasos espacios libres que dejan las filas de automoviles, en su mayoria agresivos taxis con antipaticos profesionales del sector,  por lo que resisto con  verdadero agobio las prolongadisimas paradas en los semaforos, algunas de media hora!. Estoy agotada despues de un largo pedaleo de 100 kilometros desde Saraburi y esto es lo que me faltaba. Mi benefactor de Warmshowers vive  en el centro del monstruo, donde la histeria colectiva es mas notoria, la avenida Sukumvit es el equivalente a la Quinta Avenida de NY, en la calle 57, uno de los cientos de afluentes que nutren el gran rio, distribucion urbanistica puramente norteamericana, numeros y mas numeros para identificar facilmente las secciones de un gran monstruo de hormigon sembrado de reclamos al consumo de alto estanding.

 Tardo cuatro horas en llegar a la vivienda porque me pierdo constantemente en sus calles y nadie puede ayudarme porque casi nadie habla ingles, lo cual me llama poderosamente la atencion. Tampoco Google Maps me sirve de mucho. Mas bien me ayuda a perderme mas en aquel coloso dandome landmarks diferentes cada vez que le pido un poquito de colaboracion. En fin. Carl me ha dado instrucciones precisas sobre como entrar en la  casa mientras esta trabajando. Cuando entro en la vivienda se me caen las llaves de la sorpresa. Un enorme chalet de tres plantas en medio del centro de la ciudad. Todo esta impecable. Decoracion minimalista de tonos palidos y aire acondicionado que  me levanta el animo de sopeton. Es el gran premio del mes por el esfuerzo realizado? No lo se, ya veremos, pero el panorama promete.



Recuerdo el email de Carl y subo al segundo piso, donde se supone que encontrare mi habitacion. Abro la puerta y, sorpresa, mi cuarto ocupa la mitad de la segunda planta, con bano incluido, y una gran cama de matrimonio en el centro.
 Despues de dormir en plantaciones de te plagadas de mosquitos, escondiendome de los guardas, esto es un hotel de diez estrellas. Me despojo de mi tufarada harapienta y me abstraigo en una prolongada ducha caliente de una hora. La ducha mas importante del dia; la ducha coaching donde hago recuento mental de los acontecimientos del dia, donde desfilan los autoreproches y los autopiropos, en gran minoria  siempre. La ducha que siempre acaban con un "al menos estoy viva, pero manana tienes que evitar los errores de hoy, puedes hacerlo mejor, Cris".



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