jueves, 19 de junio de 2014

14 June. Deception

Tras pasar un noche en Stone Town, capital de Zanzibar, por la friolera de 14 dolares, habituada a precios para mochileros y relativa honestidad en Malawi, pedaleo con fuerza hacia el norte de la isla buscando un precio de alojamiento asequible a mi bolsillo de viajera mendiga. Estoy enfadada conmigo misma y siento que todo esta en mi contra. Desde que pise Tanzania no he dejado de soltar dolares por todos lados y el presupuesto para Tanzania se me ha ido en una semana. No esperaba que los precios aqui fueran tan altos y que existiera un impuesto revolucionario por el hecho de ser 'muzungu' en cada esquina. En cuestion de dias el viaje se ha convertido en una carrera huyendo de la corrupcion.
Stone town es el corazon historico de la capital y me transmite una extrana familiaridad. Edificios de estilos swahili, arabe, persa, indio, luso y britanico se unen en un baile extrano amenizado por la parranda popular en la calle. Agunos inmuebles tienen puertas de madera tallada, simbolo de riqueza y de posicion social. El ultimo mercado de esclavos en el mundo en cerrar la trata fue el de Stone Town, donde llegaban almas africanas de todas las edades capturadas en el Africa del Este y eran hacinadas como perros en lo que ahora es paradojicamente la Catedral Cristiana Anglicana, construida a partir de 1874 por los afortunados que quedaron libres. Los que no tuvieron tanta suerte debian pasar el 'periodo de contencion' en unas salas semi-soterradas del tamano de un cuarto de bano en grupos de cincuenta durante tres dias sin comer para probar sus capacidades fisicas. La mayoria morian de sofocacion y hambre.
Pedaleo por sus callejuelas estrechas y pestilentes por donde solo pasa una bicicleta y respiro con tristeza el vapor de barbarie y atrocidad contra el genero humano que despiden sus muros. Stone Town es hoy alegria, color y olor a especias donde ayer la muerte se respiraba a millas marinas y el terror asolaba la ciudad. Hoy en dia sigue siendo uno de los centros comerciales mas importantes de Africa pero ya no se compra – vende la desgracia ajena, se venden las gracias propias a golpe de acoso callejero.
Recorro carreteras tan solitarias como mi alma que atraviesan selvas aluviales que son un mosaico de especies exoticas conviviendo sin orden ni logica. Bejucos, majestuosos ficus y arboles de caoba roja se imponen a superficies destinadas a la produccion de alimentos y especias. Jardines de arboles frutales y especias saludan al cocotero y a la platanera en un concierto amenizado por monos, aves y antilopes.
Cuando llego a Nungwi, reducto turistico en el norte de la isla, la decepcion me domina. La playa es una invasion de resorts turisticos y beach boys asediando a destajo al infeliz visitante hasta tal punto que he de correr y ponerme a salvo en el camping que cita la guia turistica y que resulta ser un asqueroso jardin amenizado por las estridencias musicales de un bar y salpicado de basura, sin ducha y con una hedionda letrina. Tras setenta kilometros por el paraiso intento serenar mis animos y focalizar unicamente lo positivo del descubrimiento.... la arena blanca como el marmol y fina como el gofio, las aguas turquesas tranquilas que a penas se levantan sobre el manto cegador de la arena y los dhows o barquillos de vela latina que siembran de historia el Oceano Indico.

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