lunes, 22 de diciembre de 2014

11 de Noviembre. Intento de Agresion.


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Pero diez minutos despues completo una curva y observo las luces de un vehiculo detenido en la carretera. A medida que me aproximo advierto que se trata del mismo vehiculo que me acaba de hostigar ligeramente en mitad de la noche. Un escalofrio me recorre el cuerpo. El estomago se me hace un nudo y mi frecuencia cardiaca se acelera debido al subidon de adrenalina. Solo tengo una idea en la cabeza: pedalear con fuerza y no detenerme bajo ninguna circunstancia.

 A diez metros del automovil sendas puertas delanteras se abren y dos hombres se apean con premura para correr a mi encuentro entre voces. Eh you! Stop! El chute de adrenalina que me acaba de dar me hace coger un impulso sobrenatural y logro adelantarme antes de que los individuos me corten el paso. Pedaleo como alma que lleva el diablo. Voy tan  rapido que con mi escasa iluminacion no veo absolutamente nada. Pero no me hace falta. La necesidad me agudiza la vista y adivino ligeramente el curso de la via. La oscuridad es absoluta bajo el cielo cerrado despues de la tormenta.

Sigo pedaleando al tiempo que rezo como nunca lo he hecho y me hago una composicion mental de las armas que tengo y su localizacion por si tengo que recurrir a ellas. El machete de Mozambique atado al chasis de Roberta, el cuchillo de submarinismo adjunto a la pierna derecha y el spray de pimienta en el portabultos Ortlieb del manillar. El arma mas accesible de mi pequeno arsenal es el cuchillo en la pierna, en segundo lugar, el machete, aunque me llevaria 30 segundos extraerlo de su actual emplazamiento y solo puedo acceder a el parada y estando junto a la bici, en tercer lugar, el spray . Me autoreprocho por que no habre calculado mejor las cosas y no habre alojado a mano el spray, el arma mas inmediata y efectiva que dispongo. Por que me habre relajado tanto. Ahora no puedo permitirme el lujo de parar en ningun lado; tengo que seguir pedaleando porque el movimiento es lo unico que exime a los posibles agresores del ataque. Por que no habre comprado un revolver como me han aconsejado varias veces. Por que me he confiado de esta forma tras tantos meses de experiencia. Por que soy tan gilipollas...

Minutos despues el vehiculo me vuelve a adelantar a poca velocidad para perderse de nuevo en la jungla de Taiping. Rezo otra vez. pido a Dios, a Buda, a Ala, a Ganesha y a todo el Universo que me libere de todos los males esa noche.  Pienso en detenerme y esconderme en la jungla, pero no se si seria cavar mi propia tumba convirtiendome con toda mi parafernalia reflectante en un blanco facil, y nunca mejor dicho. En esos momentos seguir pedaleando y no apartarme de la carretera se me antoja el unico lugar seguro debido a los vehiculos que pueden pasar y prestarme ayuda. Pasan los minutos y no veo el vehiculo en cuestion. Pasan las horas. Sigo sin encontrarme con el. Doy gracias a todos los dioses del Universo. No obstante, el miedo me invade y ahora me acompana todo el trayecto. Soy incapaz de relajarme y sentir la belleza de la noche. Solo quiero llegar a un lugar seguro y buscar ayuda. 

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