sábado, 10 de enero de 2015

11 de Enero. Hostel Chilawhile Art Gallery, en la gloria. NUEVA ZELANDA.


En Chillawhile Art Gallery me alojo en las dependencias para el staff. Dormimos en una amplia habitacion de altos techos con tres literas. La mayoria del staff es de nacionalidad francesa y hago muy buenas migas con todos. Tambien estan Jey-Jey, de Taiwan, y Annabel, la recepcionista, del Reino Unido. Al principio Jey- Jey y Annabel se muestran muy distantes. Jey - Jey pasa la mayoria de su tiempo libre encerrada en su 'bunker' viendo peliculas; ha colocado una toalla alrededor de su cama, que cuelga de la mia, para tener intimidad y aislarse del mundo. Habla lo justo. Pero al cabo de dos dias somos inseparables.

 En el edificio hay varias cocinas para los clientes, pero nosotros tenemos la nuestra, totalmente equipada, un autentico privilegio, ya que casi todos los hostales que se valen del  WWOOF (Volunteer Help Exchange on Organic Farms)  alojan al staff en cualquier habitacion compartida y  la vida la hacen junto a los clientes, incluuido el uso del bano o de la cocina, etc. Aqui tenemos una vivienda anexa al edificio principal con todas las comunidades y somos como una familia que comparte casa. Los dioses deben estar de mi lado porque el calor de una familia y amigos es lo que mas demando en este momento de mi vida.

El Hostal tiene habitaciones amplias y luminosas de estilo victoriano, algunas con literas y otras con camas individuales y dobles, un estudio majestuoso de pintura con todos los materiales plasticos a disposicion del cliente, coronado por un gran piano, y un gran salon que comunica con un cuarto abarrotado de instrumentos musicales a disposicion de los clientes.

Tras la jornada laboral, que dura tres horas, algunos nos dedicamos a pintar o a tocar la guitarra, 'golpear' sin piedad los djembes, soplar hasta la extenuacion el saxo y el didgeridoo y, en definitiva,  meter tanto ruido que se oiga en todo el pueblo.

Me siento feliz, plena, como si acabara de regresar de la Guerra del Viernam y me re-encontrara con la familia. Cad dia cocinamos juntos sabrosos platos y compartimos conocimientos culinarios. Me hago muy amiga de Emile y Sandra, una pareja de Toulouse, Francia, que recorre el pais en furgoneta desde hace seis meses. Tienen muchas anecdotas en la maleta, al igual que yo, por lo que cada comida es epica y dura una eternidad, porque no nos queremos ir de lo bien que nos sentimos unos con otros.

Tambien esta Jenny, la jefa o encargada y la unica de neozelandesa. Vive en otro anexo que se prolonga en el jardin. Tiene un gran corazon y es muy graciosa, aunque a veces le invade la tristeza y se aisla entre bocanadas de humo en el jardin. Me dan ganas de achucharla y decirle que no este triste, Probablemente este melancolica porque estamos en Navidad y ella es de la Isla Norte, y toda su familia y amigos viven alli. Aqui no tiene a nadie y se siente sola. Me gustaria poder hacer algo por ella porque me cae muy bien.

En Fin de Ano organizamos una gran fiesta y hago un caldero enorme de sangria que debia tener algun agujero porque no dura ni tres horas. Hacemos un fuego en el jardin y los pasamos en grande comiendo, bebiendo, bailando y haciendo el gilipollas por toda la casa. Me siento muy identificada con los franceses despues de haber conocido a tanta gente diferente. Es la primera vez que convivo con franceses tanto tiempo y no entiendo por que Francia y Espana nunca se han llevado muy bien siendo tan parecidos. Tenemos una cultura muy similar, lo veo cada dia en muchos detalles: el gusto por la buena cocina, el hablar hasta por loa codos y alto cuando estamos en grupo, las ganas de fiesta, proclives a formar grupo donde quiera que sea, trabajamos lo justo y necesario...   

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